¿VIVIR EN PAREJA?
En la vida real podemos en cualquier momento decidir vivir con nuestra pareja bajo el mismo techo, en el culmen del amor, pero es muy probable que ella vuelva a manifestar las actitudes histéricas que a él o a ella lo alejaron, y que el o ella una vez más vuelva a tener dudas sobre qué tanto se debe comprometer, o bien que empiece a flirtear con alguien de su oficina y que le vuelva a dar el típico miedo varonil de la castración con una sola mujer por el resto de sus días amén.
Es posible que eso te desespere al grado de que vuelvas a comportarte de manera insoportable, que manifiestes mal humor y negatividad permanentes quedando la diversión atrás (ya no digamos el sexo).
Entonces, los dos tórtolos, que ya no lo serán tanto, estarán listos para separarse, lo cual va a ser doloroso para ellos, sí, pero también liberador.
¿No tienen estos dos componentes prácticamente el 100% de las separaciones: el sufrimiento y la liberación a la vez?
TENDEMOS A LA LEY DEL MENOR ESFUERZO EN LAS RELACIONES UNA VEZ QUE ÉSTAS NO REPRESENTAN UN RETO
El amor para toda la vida sí existe, pero parece que están en peligro de extinción. Sin embargo, la dinámica de las cosas y la inercia hacen que uno tienda a relajarse y esforzarse menos.
Se trata, en pocas palabras, de ese momento en el que los pequeños detalles con la pareja implican un esfuerzo cuando antes no era pensado en sí. Es el desgaste inevitable, y bien haríamos en saber que existe, sin dejarnos engañar por las películas o los cuentos.
Esto no quiere decir que el amor está condenado siempre al fracaso (aunque deberíamos ir aprendiendo que todo es cambiante y nada dura para siempre), pero sí debemos saber que la falta de compromiso de él y la histeria de ella, por ejemplo, han de volver en algún momento, por lo que hay que volver a encender el fuego del amor continuamente y por todos los medios posibles.
Tendemos a la ley del menos esfuerzo en las relaciones una vez que éstas no están en peligro (cuando queremos retener a la persona amada, por ejemplo). Esto sucede cuando entramos en una zona de confort, donde ya todo es predecible. Tal vez por eso existan las cosas como el "sexo de la reconciliación" después de las peleas.
Algunas parejas, incluso, buscan inconscientemente pelearse para después contentarse en la cama, y es verídico, porque la llama del amor cotidiano ya no es suficiente. Esto es recreativo y puede parecer atractivo al principio, pero, destructivo a la larga.