LA CULPA

14.11.2013 14:09

LA CULPA

La culpa es un sentimiento muy doloroso, que hace que la persona se sienta cruel y mala, y genera un remordimiento y un odio contra uno mismo difíciles de mitigar. Quienes viven atormentados por el sentimiento de culpa suelen mostrarse de forma muy pesimista y negativa ante los demás. No tienen alegría y su enojo es muy alto. Parecería que buscaran que les castiguen para sentir alivio en su remordimiento.

Algunas veces la culpa surge por una rabia contenida contra un ofensor. Ante la incapacidad de decirle directamente lo que sentimos, imaginamos las más crueles venganzas, hasta el punto de sentirnos culpables por las atrocidades de la imaginación. A veces, tomar conciencia de que se ha magnificado la situación es suficiente para encontrar alivio al enojo y la culpa. Suele suceder que el ofendido es consciente de lo desproporcionado de su venganza imaginaria y se cree mala persona, y siente culpa. Entonces comienza a formarse una imagen de la propia persona negativa, merecedora de ofensas, y se vuelve también ofensivo, pues merece cualquier castigo por ser malo, y busca que lo castiguen y lo hieran, porque cree que merece ese daño. 

Estas situaciones son difíciles de resolver, pero la clave está en encontrar el origen del proceso, analizar y valorar la causa que propició el enojo primero y el sentimiento de culpa después. Hay que encontrar una perspectiva adecuada y modificar ese comportamiento.

 

La situación se complica cuando el origen no se ha producido por un hecho aislado, sino por muchos. La sensación de culpa es insoportable y el individuo se aleja de todo su entorno. Por ejemplo, sentir rabia en contra de un ser querido provoca mucha culpa. 

El sentimiento de culpa más habitual es aquel que surge de saber que hemos hecho daño a otro. Cuanto más intenta uno negar su responsabilidad en el dolor causado a otro, más intensa es la culpa. No hay mejor forma de superar esta culpa que asumir nuestro error, pedir perdón y reparar el daño que se ha causado. 

Existen también casos de personas que tienen como conducta habitual hacer que los demás se sientan constantemente culpables y mostrarse heridas. Es la manifestación más palpable de la perversidad y que engendra chantaje emocional, el maltrato psicológico, la manipulación de la autoestima de los demás, etc.

 

En muchas situaciones es difícil resolver la culpa propia o la de los demás, porque son circunstancias en las que hay otros implicados, y no siempre están por la labor de solucionar el conflicto. Debemos ser cuidadosos con esas actitudes, porque uno puede hacer muy poco si no hay respuesta y disposición de la otra persona. 

Cada uno deberá valorar si vale la pena prolongar una discusión con otra persona, no lleva a ninguna parte. Las discusiones son de al menos "dos"; en todo caso, siempre es bueno manifestar el enojo o el dolor de una forma adecuada y correcta para solventarlo y no se enquiste en el interior de uno.

 

Recuerda que nunca debemos cargar con los problemas ajenos a costa del propio equilibrio interior.

 

Almali