LA ANSIEDAD

13.11.2013 14:36

LA ANSIEDAD

 

La ansiedad, es en esencia, el miedo al dolor o a la pérdida. Como el dolor exige energía para aplacarlo, si esa energía no se exterioriza y se dirige contra el yo, genera sentimiento de culpa y, por tanto, ansiedad.
La ansiedad surge cuando el individuo percibe una amenaza. Es absolutamente natural e instintiva. El problema surge cuando esa sensación de amenaza se instala en el cerebro de forma constante y se vuelve crónica, cuando es la vida cotidiana la que genera ese desasosiego y esa desazón. En esos casos deberá ser tratada para eliminarla, pues puede traer consigo trastornos importantes. Este tipo de ansiedad es muy común en la sociedad actual. Los agentes amenazantes pueden ser muchos y a veces incluso el individuo puede no saber cuáles son.
 
Cuando una persona está ansiosa, se siente insegura, inestable, desasosegada, agitada... Se tiene la sensación de que va a ocurrir algo malo, que las circunstancias desbordan el control. Para dominar y superar esas sensación, en primer lugar se debe reconocer que se padece ese trastorno, algo que no es tan sencillo, pues la capacidad de justificación del individuo es ilimitada.
Las principales causas de aparición de la ansiedad son la pérdida de control, la pérdida de un ser querido y la pérdida de la autoestima. Cada uno debe analizar de dónde proviene su ansiedad y entender qué peligros percibe. A veces cuesta determinar si procede del pasado o del presente. Si proviene del pasado, conviene reconstruir el suceso que originó la pérdida, permitirse manifestar el enojo, la frustración y el dolor que probablemente se reprimieron; y reconstruir la propia vida asumiendo serenamente esa pérdida. Eso no significa olvidar un hecho traumático, pues no suelen olvidarse nunca, sino aprender a vivir sin estar esclavizado por aquel suceso, sin estar sometido a la ansiedad que ha generado desde entonces.
Si el suceso que genera la ansiedad se encuentra en el presente, es mucho más fácil entender y dominar. Ahora bien, requiere una profunda reflexión, pues el problema reside en sentir ansiedad sin saber por qué, incluso en aquellos casos que nos deberían proporcionar bienestar. 
 
La persona que experimente ansiedad tiene que buscar un lugar y un espacio tranquilo y preguntarse con objetividad qué teme perder. Uno puede realmente sorprenderse de sí mismo al escuchar sus propias respuestas. No se debe olvidar que una dosis de ansiedad en determinadas circunstancias no es negativa, sino que es absolutamente natural, pues ayuda a dar lo mejor de uno mismo. Insisto en que el problema surge cuando el nivel de ansiedad es tan elevado que en lugar de inducir a realizar el mejor esfuerzo, conlleva al bloqueo y a la incapacidad de actuar. O también cuando el nivel de ansiedad se instala indefinidamente.