EMOCIONES

28.11.2013 14:57

Las emociones forman parte de nuestra vida. Son la vida. Y existen emociones positivas y negativas. Y todas son necesarias porque nos indican hacia dónde debemos orientarnos para conseguir la felicidad. Por lo tanto, no se trata de evadir las emociones negativas, sino de analizarlas, comprenderlas, llegar al fondo, resolverlas y evitar que se vuelvan crónicas. Se trata de evitar que las emociones negativas presidan nuestra vida y nos hagan infelices.

Para ello, habrá que aprender a canalizarlas de una forma sana, ayudándonos de todo aquello que nos proporcione la serenidad necesaria: una afición, ejercicio físico, estudios, meditación, yoga, música...No cabe duda que todo ello debe ir acompañado de una dieta adecuada, un ejercicio mínimo, contacto con la naturaleza...

Si estos buenos hábitos son el marco de resolución de conflictos emocionales, la serenidad y el bienestar están prácticamente asegurados.

 

Cuando una enfermedad se pone de manifiesto a causa de un desequilibrio emocional, nuestro organismo nos está exigiendo un cambio en nuestra vida. 

Hay que permanecer siempre atentos a las señales de nuestro cuerpo. Ellas son las que nos indican que algo no va bien, que un desajuste se ha producido en nuestro organismo y que debemos poner manos a la obra. 

 

¿A quién no le ha pasado alguna vez que cuando más trabajo tenemos (estrés, asuntos pendientes, cuentas) nos despertamos una mañana con una gripe espantosa que nos impide levantarnos?

Precisamente a causa del estrés y de tanto trabajo mental y emocional nuestro organismo ha decidido hacer una pausa para descansar y recuperarse, aunque sea en forma de gripe.

 

Nuestro cuerpo nos está dando una oportunidad para que descansemos y cambiemos nuestra forma de vida, mediante síntomas exactos, sólo es cuestión de comprender qué es lo que exactamente quiere decirnos nuestro cuerpo.

Incluso, se llega a producir una cierta renovación espiritual en el proceso de curación de una enfermedad.