DEPRESIÓN

28.11.2013 14:34

La depresión se traduce en tristeza, melancolía, infelicidad...lleva consigo otras muchas emociones entrelazadas, como la rabia, ira, culpa, ansiedad; sentimientos que han quedado anclados en el interior de una persona y que todos juntos son, con el paso del tiempo, los que han provocado la depresión.

Es evidente que el estado de ánimo de una persona implica una determinada percepción del mundo y de la gente que lo rodea, Y la persona deprimida interpreta su entorno de forma muy negativa.

El problema de la depresión estriba en que se ha producido tal cúmulo de sentimientos, de experiencias y de dolor, que se ha perdido la perspectiva de cuál es el origen del problema.

 

Tampoco se debe olvidar que, en muchos casos, la depresión no tiene un origen en un hecho de la vida, sino en que se produce una disfunción química en el cerebro que altera el equilibrio mental y emocional.

El psiquiatra o el psicólogo serán los más idóneos para determinar si el origen de la depresión es químico o procede de un hecho o hechos vividos. El especialista intentará averiguar cuáles son los verdaderos sentimientos que se esconden tras la depresión, y una vez identificados conducirá al paciente a trabajarlos y superarlos.

 

Es algo habitual que en muchas depresiones se esconda un fuerte sentimiento de culpa, y que el afectado sienta la necesidad de ser castigado para redimirse de su culpa.

A veces puede resultar una buena terapia realizar tareas humildes que tienden a dejarse en manos de otras personas, pues de esa forma se canaliza el castigo y la frustración hacia algo inofensivo.

 

Dirigir la energía que destruye el propio yo hacia afuera, realizando determinadas actividades, es un buen comienzo de terapia. Deben ser actividades en soledad, ya que la persona deprimida muchas veces no tiene ganas de hacer vida social, como la limpieza a fondo, las tareas duras del jardín, la pintura de la casa, etc.