AMARGURA

02.11.2013 18:48
 
Amargo es una palabra que funciona muy bien para describir alimentos o bebidas que tienen sabor a hiel. Pero si se utiliza para describir personas, es síntoma de graves problemas, pues nos referimos a alguien resentido por sus fracasos, frustraciones y cualquier cosa que le acontezca en la vida. Una persona de ese tipo complica su vida y, si se lo permitimos, la nuestra.
 
La amargura nos hace difíciles, tercos, limitados, pues no podemos cambiar de óptica para mejorar nuestra situación. La amargura en el carácter no se justifica, existen muchas razones de peso para andar así por la vida; sin embargo, estos sufrimientos no siempre logran cambiar el carácter: es una decisión, no una consecuencia.
estar emocionalmente amargados tampoco tiene que ver con el tamaño del agravio recibido. Hay quienes han sobrevivido a campos de concentración, infidelidades, tortura, horrores de la guerra, cárcel, orfanatos, etc., y conservan su sentido del humos y buen carácter.
 
 Algunas personas sobrellevan enfermedades graves con gran actitud ante la vida, mientras que otros se amargan por cosas que a la mayoría les pareciera triviales, como no haber recibido invitación para una fiesta o un desaire de un amigo, no hay mejor ejemplo que Mandela, por supuesto.
El no hablar o no quejarnos de lo que nos duele o incomoda no significa ignorar la realidad. Muchas personas piensan que si no te estás quejando permanentemente es porque tienes algún tipo de deficiencia mental (o emocional) que te impide darte cuenta de lo que sucede, no es así, es una elección.
 
La amargura es opcional, como también lo es abrir la puerta de nuestra vida a las personas con esta característica y permitir que nos contagien. Mandela tiene razón. No hay tiempo que perder estacionándonos en esas sensaciones negativas, ni teniendo cerca a persona así.
 
"vivir es sentir, sin amargura, todas las edades hasta que llega la muerte..."
 
Dejemos la amargura sólo para el chocolate o el café, que por cierto, les queda muy bien.